martes, 21 de julio de 2009

Bruja, científica y sabia……


Me niego a aceptar que el ejercicio de mi autonomía y sexualidad, deba ser cuestionada desde patrones y mitos patriarcales, porque efectivamente no soy la blancanieves ni la cenicienta, ni tengo hada madrina. No transito entre las zapatillas de cristal y los hechizos, no encajo en ese modelo de mujer.

Nadie me provoca con la manzana envenenada, yo misma me la como, despliego y desarrollo mi vida sexual y mi afectividad, con madurez, autonomía y libertad, lucho contra la doble moral y los dobleces con los que fui educada.

Había pasado mucho tiempo desde que disfrutaba mi sexualidad y mi complicidad con mujeres, había descubierto que existen otras formas de convivir y de disfrutar de mí misma, y no solamente con los hombres, a pesar de esta claridad desde la praxis, fue tiempo después que aprendí que la heterosexualidad no era obligatoria, fue como quitarme un gran peso de encima, porque hasta entonces la culpa se vino abajo. Según yo no hay una sola elección sexual.

Hoy afirmo que no existo en relación a los hombres ni a los demás, pero también quiero afirmar que es necesario ir tejiendo pensamiento crítico sobre nuestras acciones y sobre el mundo que nos crearon y que nos conviene seguir creando, porque reconozcámoslo muchas veces hasta nos conviene, movernos en este mundo heteroreal en relación a las hetero relaciones. Pero este pensamiento crítico no puede surgir sino es desde la critica de la praxis, en este caso reconocer cuanto daño nos hacen las situaciones en las que podemos estar inmersas, todas creadas por las hetero – relaciones, no solamente nos hacemos daño sino que no construimos nada, al contrario.

Llegamos hasta sentir por otras mujeres, nuestras rivales, envidia, o talvez desprecio, incluso odio, nos comparamos, física e intelectualmente o talvez por cuanto éxito tenemos y las otras no, cuánto reconocimiento necesitamos que recurrimos para tenerlo, al desprestigio y a la victimización. Entonces involucramos en toda esta hetero realidad a otras mujeres, a otras personas, exigiendo posturas, o estás conmigo o contra mí, o con mi bando o con el de la otra.

No tengo príncipe azul, ni sueño con vivieron muy felices para siempre jamás, pues me niego a aceptar, que nuestras relaciones buenas o malas giren en torno a los hombres y con quien éstos deciden estar o no, hoy podemos estar con alguien y sencillamente mañana ya no, ya sea porque ya no se me de la gana o porque a él no se le de la gana, es parte de la vida y así se debe aceptar, yo no puedo obligar a ninguna persona a que esté conmigo o con nadie más.

Y si la relación afecta mi dignidad pues adiós, por mi parte soy yo quien decido estar con alguien, si éste ya no quiere estar conmigo porque me dejó de querer, o por cualquier otra razón, no me queda otra que aceptarlo, a pesar del dolor que esto me pueda causar.

A ningún hombre le tolero nunca más ningún acto de violencia, abusos, mentiras, chantajes, irresponsabilidades y engaños, denunciar cualquiera de estos hechos es mi responsabilidad, pero es también cierto que no porque seamos mujeres, siempre somos las víctimas.

Y además y lo que es peor, a los hombres les encanta vernos pelearnos por ellos, y mas allá de las personas, es funcional al patriarcado, porque no pensamos de otra manera sino es dentro de su lógica y su forma de condicionarnos. Yo compañeras, no le entro a reproducir las relaciones de poder entre nosotras, ni a generar sospechas, ni desconfianzas ni descalificaciones.

Por mi parte, princesa no quiero ser, me quedo con el papel de bruja, pero no la mala del cuento, sino como dicen mis amigas Las Cuerdas Bruja, científica y sabia……

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