Al momento de escribir estas líneas pienso en la seguridad, en los momentos de miedo que he vivido, en los consejos que he seguido para cuidarme, en las múltiples estrategias que hemos creado para protegernos como feministas en resistencia, que creo que ha sido una construcción vivida sobre la ética del cuidado y también recuerdo vívidamente la voz de Manitas Negras: !compañera, debemos tener miedo pero no nos puede inmovilizar! mientras mi cuerpo temblaba y vomitaba ante ciertas noticias devastadoras. Después de una temporada de silencio, me decido a escribir a esto, porque es mi modo de combatir el miedo y de estar en el aquí y en el ahora. Desde allí, esta crónica...
El 25 de noviembre estuvo lleno de comparsa y alegría, en medio del terror y la persecución política que está implementando el régimen de facto, dirigido fundamentalmente contra líderes, lideresas y activistas de la resistencia. Iniciamos el día con actividades, entre las que se destacó una conferencia de prensa convocada por el Centro de Derechos Mujeres, el Centro de Investigación y Promoción de Derechos Humanos (CIPRODEH); el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), el Centro de Prevención Tratamiento y Rehabilitación de ls Víctimas de la Tortura (CPTRT), el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) y FIAN Internacional para lanzar, junto a otras organizaciones la plataforma de derechos humanos con la finalidad de observar y documentar las violaciones a los derechos humanos en el marco del proceso electoral.
Al grito de “¡Ni golpe de estado, Ni golpe a las mujeres!”, “¿Cuál es la misión? Sacar a ese cabrón!” (Micheletti y Romeo Vásquez en primera instancia) Y ¡hondureña consciente, quiere la constituyente!, marchamos hacia la Plaza de la Merced, acompañadas de pitos, tambores, pancartas, boletinas, comunicados y sobre todo gritos y sonrisas. En la marcha estuvieron mujeres pobladoras, activistas, dirigentes, estudiantes, maestras, muchas mujeres de todas edades y colores, entre las que estuvo Maritza Somoza, presidenta de la Junta Directiva Municipal del Partido Unificación Democrática, quien renunció a su cargo para asumir una postura de rechazo a unas elecciones fraudulentas. A ella se suma la diputada Silvia Ayala, también de Unificación Democrática y Elvia Argentina Valle del Partido Liberal, entre otras. Cada vez más, crece el número de mujeres y hombres que renuncian a sus cargos, para oponerse a estas pseudo-elecciones ya reconocidas por varios países del continente.
Por la tarde, estuvimos en la Universidad Nacional Autónoma en compañía del Frente de Reforma Universitaria (FRU) y mujeres del Frente de Artistas contra el Golpe, leyendo poesía y un hermoso comunicado que habla de nuestra posición y nuestra lucha como feministas en resistencia. Terminamos acompañando un paseo donde los y las estudiantes en una especie de carnaval, representaron el “entierro” de los golpistas. Luego procedieron a tomarse la Universidad por un día y una noche como un gesto simbólico de protesta (tiempo mínimo antes que llegara la policía a desalojar). Mientras, se hacía una velada con velas frente a la Embajada del Brasil, en señal de que no perdemos la esperanza de merecer, de tener un futuro mejor. Como el que se merecen todos los pueblos del mundo.
Ayer comentaba a las amigas, hermanas de la red de escritoras feministas que recibíamos los saludos y la fuerza de la gente que miraba desde sus casas, desde las ventanas, desde los comercios. “Las ventanas tienen ojos” nunca fue un dicho más cierto, en todo sentido. El lunes, cuando fue detenida Merary, miembra activa de feministas en resistencia y hoy que recibimos la noticia de la detención de Merlin Eguigure, reconocida líder del movimiento de mujeres, sabemos que estos ojos, no siempre están para brindar un brillo de reconocimiento. Hay ojos que están allí para acusar y perseguir. Como los ojos que fotografiaron a Evelyn, colocándola entre las siete caras más buscadas, cara que fue transmitido una y otra vez a través por canales de televisión, instigando a vecinos y conocidos a denunciarla ante las autoridades policiales. O los ojos militares que allanaron la casa de Melania, buscando “material subversivo” que implicara su participación en la resistencia. Ahora nos hemos convertido en una especie peligrosa, calificada de vándala, agresora y delincuente. Eso según los inmaculados dirigentes y militares del Gobierno de facto. Ellos, que son los que tienen las armas. Ellas, que son las que tienen el discurso de la familia y la santa iglesia. Ellos y ellas que bendicen las armas que nos reprimen y matan a nuestros hermanos y hermanas.
Y desde esta esquina morada, estamos nosotras, que respondemos con canto y alegría, con voces y poesía, con imágenes de video que saca nuestra amiga, la de la palabra amor cuando se dirige a una. Con mantas de colores, con ilusiones que todavía tenemos. Con otros ojos que desafían a esos ojos que nos espían y nos vigilan, con ojos cubiertos por lentes de sol acompañados de voces que nos dicen que la cosa ha sido difícil, que ha sido duro estar tantos días trabajando y en resistencia. Ojos que lloran mientras hablan. Otros ojos de alegría que nos miran, mientras nos dicen: ¡Hey usté, yo quiero ser de esas feministas en resistencia! ¿Cómo se hace para entrar allí?
Y nosotras festejando con una sonrisa esa celebración de vida, cobijadas por un momento por su fuerza y su energía. Porque ellas somos nosotras y como decía una compañera, en memoria de Alí, joven feminista víctima de femicidio en México: “Todas somos Alí, todas somos Honduras”.
Jessica Isla
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